A Nicole se le suele recordar como una mujer luchadora, quien quería velar por su familia hasta el fin de sus días. De hecho, su sueño más grande era ver prosperar a su hogar y sobre todo a su mamá, de quien era un apoyo fundamental. Aprovechaba cualquier oportunidad para darle regalos a su familia, por lo que cada vez que se iba de paseo, su pasatiempo favorito, llevaba algún recuerdo para sus familiares.
A esta mujer chaparraluna se le conocía por su gusto hacia la música tropical y el fútbol, deporte que practicaba con gran fervor. Suspiraba cada vez que la “sele” salía al campo de fútbol y se la jugaba por la tricolor. También le encantaban los reinados. Al lado del río Tuluní se alzó con dos coronas al mejor estilo miss universo, sin necesidad de puntuaciones ni tanta arandela. La belleza era un talento que Nicole llevaba en su sangre. Maquillar, cortar el cabello, tinturar, entre otras, eran las actividades con las que ella solía explotar mejor su talento. Su mamá, doña Nirza, era esa “clienta” sobre quien solía experimentar.
De hecho, un día, casi a fuerza, le puso una peluca a su mamá, la “pinturreteó” toda y le dijo que la acompañara a una fiesta de Halloween. Doña Nirza, un poco sorprendida al ver su cambio, se negó en un principio. Sin embargo, la tan acostumbrada insistencia y dulzura de su hija la convenció. “Mamá, usted se ve muy bonita. Tan linda mi madre”.
Nicole es recordada con mucho cariño por su mamá, quien al día de hoy sigue esperando hacer justicia en nombre de su hija, y de sus otras amigas. Eran cuatro y solo una sigue viva. Su muerte, a manos de actores del conflicto armado, ha dejado un gran vacío en la vida de quienes la conocieron.