Era de Sincelejo, en donde vivió durante varios años con su madre. Allí montó su primer salón de belleza. Era considerada una mujer muy alegre, comprometida, lideresa; en pocas palabras, un ejemplo a seguir, tenía 33 años estaba casada con un ciudadano español y se llamaba Nicoll Oriana Martínez.
El deseo de vivir a pleno su identidad la llevó a ser una de las mujeres trans pioneras en la lucha por el reconocimiento pleno de esta población en el departamento de Sucre, Además, era reconocida como una lideresa que defendía los derechos de las mujeres trans que ejercían el trabajo sexual en la vía a El Maizal y lideró un encuentro de víctimas LGBT de Sincelejo. Oriana fue una de las primeras en relatar las violencias sufridas por esta población durante el conflicto armado, la valentía de contar todo lo que había vivido le merecieron ser centro de amenazas por grupos armados, por lo que se vio forzada a irse a vivir a Medellín.
Tiempo después volvió a Sincelejo, por petición de su mamá. Actuó en desfiles de belleza y fue coronada como Reina Trans de ese municipio. Luego se fue Valledupar y finalmente se asentó en Riohacha. Personas allegadas la recuerdan por su gusto a la música vallenata, en especial a su ídola Patricia Teherán.
La muerte de Oriana causó un gran impacto en la vida de sus familias. Hoy en día sus hermanas y su mamá aún sienten la ausencia de ella o de él. No porque no la reconociera como ella quería sino por que como Milena dice “ soy la mamá y para mí fue Rody y también fue Oriana”.