Era muy conocido en su barrio y le decían «El Mono». Era comisionista y hacía todo tipo de trámites. Tenía la costumbre de hacer ejercicio con su mascota. Vivía con un amigo en al barrio Me Quejo de Barranquilla, en una casa que estaba conectada con la de sus familiares. Allí vivían su padre, Guillermo, y su mamá. El 30 de enero del 2015 fue asesinado en su casa en Barranquilla. Se llamaba Javier Rodríguez y tenía 39 años de edad.