Era venezolano. Nació en el municipio de Tovar, en el estado Mérida, pero llevaba un año viviendo en Cúcuta. Allí, Marco Antonio Salas Prato trabajaba como organizador de fiestas y eventos. Con esto, ayudaba a su familia en Venezuela, en especial, a sus dos hijos que permanecían en su ciudad natal. Quienes lo conocieron lo recuerdan como una persona responsable, sana y muy colaboradora. Fue asesinado el 5 de diciembre de 2017 en la pieza donde vivía arrendado. Tenía 35 años.