Sus amigos también le decían “La Petro”. Nació en Chinchiná, Caldas, pero vivía con sus tres hermanos por la salida de Santa Rosa de Cabal, Risaralda. Sólo logró terminar la primaria, así que ejercía el trabajo sexual para vivir y apoyar a su familia. Su madre, Luz Cristina Orozco Guzmán, recuerda a Natalia como una chica simpática, alegre, buena hija y buena hermana. Por eso no entiende por qué la asesinaron el 18 de febrero de 2016. Tenía 26 años.