Sergio Urrego

Leer. Leer fue el camino, le enseñó lo que sabía de política, religión y sexo. Le enseñó que estos eran “la trinidad nefasta e infernal de cualquier conversación” pero también que “sin estos no podría hablarse de humanidad”. De esto, del marxismo, de literatura, del anarquismo, del estado, del Gobierno, la iglesia, de todo esto reflexionaba Sergio con tan solo 13 o 14 años. A esa edad entendió que él “era el único creador de su destino”.

Desde muy joven Sergio adquirió un pensamiento crítico, una cualidad que lo llevó a la curiosidad y la curiosidad a conocer a sus autores favoritos: Quino o Edgar Allan Poe que con “sus relatos llenos de oscuridad, misterio, escenas detectivescas, desolación, increíbles enseñanzas y demás que hicieron que viese la literatura desde la perspectiva maldita”, cuenta Sergio en una autobiografía que escribió en su colegio, el mismo cuya educación lo había decepcionado, quizá por ello él se convirtió en el alumno que no callaba, que cuestionaba.

El sueño de Sergio fue convertirse en una persona “íntegra, emancipada, productiva, autosuficiente, materialista (desde el punto de vista filosófico-científico) y conocedora de una cantidad de cosas casi inimaginables”, era ambicioso y creía que todo esto podría lograrlo con la ingeniería ambiental. Se preparaba para este destino en su colegio, a sus 16 años había decidido que esta sería su carrera y, ya en grado once, veía muy cerca el inicio de esta. Sin embargo, Sergio terminaría inspirando a muchos por hechos muy alejados de este sueño.

“Hoy espero lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me lamento de no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita nada”. Este es el fragmento de una de al menos tres cartas que escribió antes de lanzarse de una terraza de un centro comercial. El dictamen médico decía que Sergio había fallecido cerca de las 10:30 pm del 4 de agosto de 2014, a sus 16 años.