Su mamá, Orfilia Ramírez, la recuerda como una mujer trabajadora, amante del baile y alguien a quien le encantaba estar rodeada de sus buenas amigas. Los viernes eran los días en los que ella se lucía en la pista de baile y se convertía en la estrella más admirada por sus amigos y vecinos en San Antonio , Tolima donde nació el 26 de Febrero de 1990.
Se llamaba Vanessa López amaba los reinados, las presentaciones y las vestimentas glamurosas. Soñaba con ser cantante y como recuerda su mamá utilizaba un plátano como micrófono. Sus deseos de tener una carrera exitosa en el mundo del espectáculo y entretenimiento eran más grandes que la discriminación y los abusos que sufrió desde temprana edad.
Demostró autenticidad y valentía, al pintarse las uñas, ponerse tacones y maquillarse como una verdadera diva. Esta progresiva transición la llevó a adueñarse de los escenarios y realizar espectáculos transformistas. Al principio, esto causó un gran impacto en su familia, sobre todo en su mamá, quien finalmente la entendió y la apoyo diciéndole: “Mijita, yo la quiero así, como sea usted.” Esta aceptación fue lo que dio rienda suelta a la creatividad artística de Vanessa, siempre la recuerdan por su don de gente, su carisma y sus inigualables presentaciones.
Amorosa, familiar, linda persona, entregada y dedicada son algunas de las palabras que mejor la describían. Vivía con su mamá y estaba con ella en las buenas y en las malas. Quién además, recuerda con cariño como su hija siempre la ayudaba en la casa , hacía las encomiendas que le pedía, llevaba comida al hogar, le regalaba ropa y velaba por su bienestar.
Es por esto que en el 2007 después de haber sido desplazadas, viajó a Chaparral para ayudar con unos trámites legales de su familia, aun cuando su madre tenía una mala corazonada. Corazonada que se confirmó con una llamada desde San Antonio en donde le decían que a su hija la habían matado.